domingo, 10 de noviembre de 2013

La intención oculta

AVISO: Léase esta entrada con el modo conspiranoia en ON.
No creo que ningún alcalde haga algo solo por "mejorar la ciudad", la verdad. Y si es de derechas, menos. Detrás de cada obra, cada acto y cada inauguración hay siempre una intención oculta además de aquella que está a la vista. Intereses económicos, amistades, negocios y chanchullos de toda índole se mueven en la trastienda de la política municipal, pues es la gestión de las ciudades negocio puro y duro para muchos, más que servicio público.

Y ocultar sus intenciones les es muy fácil, pues la mayoría de la gente es buena gente, y si ven que se construye una guardería piensan "qué bien, una guardería", y si se arregla una calle piensan "qué bien, han arreglado la calle". El dinero sustraído a la comunidad se escabulle así a la vista, aprovechando que todos están contentos, viendo cómo un sonriente alcalde corta una cinta o se hace una foto. Y es normal que así sea, ya he dicho que la gente es buena gente, y actúa en esos actos como los que asisten a la representación de un ilusionista, con buena fe, mirando la paloma que sale de la chistera y sonriendo, no como esos aguafiestas, todo el rato fijándose en lo que hace con la otra mano, esa que no hace más que entrar y salir del bolsillo.

Por eso desconfío sistemáticamente de las "mejoras" en las ciudades, sobre todo si adoptan formas faraónicas y prometen acabar con todos los problemas, pues es seguro, casi seguro, que hay algo más, algo que nos ocultan y que no quieren que sepamos. Y no me refiero a las comisiones bajo cuerda, los regalos lujosos y la sistemática concesión a la misma empresa de todas las obras, no, no me refiero a eso. Hasta la persona más pánfila ya tiene claro que la corrupción es sistemática en nuestras instituciones municipales. Me refiero a la visión a largo plazo, a dónde quieren llevar la ciudad y a sus habitantes, pasito a pasito, obra a obra, "mejora" tras "mejora". Porque ellos tienen un plan, un plan que nunca nos cuentan del todo.

Pongamos que hablamos de Gamonal, un barrio de Burgos bullicioso, comercial y de población fundamentalmente obrera, contestona y divertida. Necesita arreglo y ordenación urbana, y la solución que se propone es hacer un bulevar, restringir la circulación de coches y hacer plazas de aparcamiento soterradas. Bueno, así dicho no parece tan malo, pero cuando se empieza a especificar que la circulación se restringe mucho más de lo que se pensaba, que de bulevar solo tiene el nombre porque más que zona verde será zona gris cemento, y que las plazas de aparcamiento saldrán por un ojo de la cara... la cosa cambia. Ya no estamos en una mejora, estamos cambiando totalmente la fisonomía de un barrio, pues restringir la circulación y el aparcamiento lo único que hará será frenar la actividad económica de la zona.

¿Entonces para qué se hace? ¿Cuál es la intención oculta? Si nos fijamos en la fecha de inicio de las obras, ésta se hace coincidir con la campaña de ventas de Navidad de 2013 pero de forma (se dice) que no afecte demasiado al comercio, solo unas actuaciones iniciales, alejadas del eje comercial, dejando para un poco más adelante acometer la obra que les afecte directamente. Una obra que una vez en su apogeo impedirá la circulación por el barrio y provocará, sin lugar a dudas, un descenso en dicha actividad comercial. Y como la duración prevista es de 16 meses, que ya serán más, seguro, que ya tenemos experiencia en eso, entonces... ¿qué pasará en la Navidad de 2014? Pues está claro: que la mayoría de los comercios de Gamonal o no estarán operativos o lo estarán a duras penas.

Y aquí es donde veo un fin, una causa, un motivo, un plan... ¿Qué se va a inaugurar precisamente durante las Navidades de 2014? : el Parque Comercial Inbisa-Villafría, el cual abrirá sus puertas a bombo y platillo justo cuando todo el comercio de la zona de Gamonal estará empantanado con obras y sin apenas acceso. ¿Casualidad? ¿Quién tiene intereses comerciales en ese Parque Comercial? ¿Quién saldrá ganando?

AVISO: Modo conspiranoia en OFF.


Hasta aquí mi teoría conspirativa, pero por si alguien no se acuerda de lo que se proyecta hacer en Villafría y cuándo, puede consultarlo en el Diario de Burgos o el Gente Digital.
En la política nada ocurre por casualidad. Si algo sucede, se puede estar seguro de que ha sido planeado así     (Franklin Delano Roosevelt).

viernes, 8 de noviembre de 2013

Lo llaman plaza de aparcamiento, pero es algo más.

En las obras previstas por el Ayuntamiento de Burgos en la c/ Vitoria se han incluido 256 plazas de aparcamiento subterráneas, a un precio de "compra" de 19.225 €, y pongo lo de compra entre comillas porque realmente no es una compra, pues la propiedad de la plaza vuelve a la empresa que los vende a los 40 años. Siempre me ha parecido raro que algo que compras tengas que devolverlo tras un tiempo, porque más que una compra me parece entonces un alquiler a largo plazo.
Pensando en ello, me puse a hacer cuentas y lo primero que me pregunté es: ¿por qué 40 años, y no 20, o 5 o 1? Si al final la plaza vuelve al vendedor podrían plantearlo de una manera más flexible, y de esta forma podría ser más factible para los vecinos conseguir una plaza. Pero ese intervalo de tiempo no es un capricho. Si tenemos en cuenta que el periodo de uso de un automóvil comienza más o menos desde cuando se tiene edad legal para conducir (18 años) hasta que alcanzamos una edad tal que conducir se nos hace difícil (pongamos unos 70), lo lógico sería ajustar el tiempo de alquiler a ese periodo, es decir, unos 52 años. Pero eso sería asumiendo que a los 18 años se tuviera ya capacidad económica para comprar un coche, y que después de la jubilación se siguieran teniendo medios y ganas de seguir haciéndolo. Por eso se reduce, dejándolo en 40 años, que es más o menos el periodo de uso del automóvil para una persona de clase trabajadora (por cierto, en Gamonal no hay otra clase de personas). Asumimos entonces que las plazas son para ser usadas por un trabajador (o trabajadora, que igual da) durante su vida laboral (en términos teóricos, claro, la vida laboral actual es mucho más corta, por desgracia).
Una vez aclarada la duda del tiempo, surge la duda del precio: ¿por qué 19.225 €? Y para responder esa pregunta tal vez lo mejor sea dividir dicha cantidad por el tiempo de uso, que nos da unos 480 € por año. Es decir, cada trabajador (o trabajadora, que igual da) tendrá que abonar dicha cantidad cada año que quiera disponer de una plaza de aparcamiento: 40 euros al mes. Pero por adelantado, claro, que no es lo mismo.
Lo pueden llamar plaza de aparcamiento, pero para mí, y creo que para cualquiera que haga sus cuentas, es algo más, esto no es más que el negocio de siempre, hacer negocio con las necesidades de la clase trabajadora. Con el agravante de que encima dicho dinero, que hay que aportar por adelantado (endeudándose con una entidad bancaria, claro, ellas no podían faltar al festín) no podemos siquiera considerarlo un impuesto, pues no va a ir al Ayuntamiento, un organismo público que luego podría utilizarlo para mejorar o conservar el barrio, sino a una empresa privada cuyo único interés es el lucro personal.
Pero claro, dejar los ayuntamientos es manos de "hombres de negocios" tiene esa consecuencia, que la gestión de las ciudades se convierte en un negocio, no en un servicio a sus habitantes.